Consolo & Cardinali

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Congresso de Ingenieria Cibernética e Industrial , Arquitetura y Diseño

Em outubro de 2010, Cecilia Consolo foi convidada a representar o Brasil no Congresso Internacional realizado pela Universidade Marista de Guadalajara no México. Leia abaixo um resumo de sua palestra.


El desafío de esta conferencia es relacionar la ingeniería, la tecnología y el diseño gráfico. En primer lugar, dentro de todas las especificidades del diseño, como el diseño de máquinas y objetos, moda, interiores, diseño digital, etc., el diseño gráfico se insiere esencialmente en el campo de la comunicación, y ésta justamente no es el área más fácil a ser abordada, es la que requiere la más profunda elaboración sobre los códigos culturales involucrados.
Podría afirmarse que el diseño gráfico es responsable por “traducir” visualmente informaciones y establecer modos visuales para tornar la comunicación más rápida y eficiente para el público deseado. Frente a esta premisa el diseño gráfico debe ser un instrumento volcado a la calidad de vida, facilitando la comunicación de grupos incluso de idiomas diferentes, o mejor, el diseño gráfico, para ser considerado como tal, debe trabajar en esa dirección. Los adelantos tecnológicos, permiten cada vez más recursos facilitadores para esta área del diseño dedicada a la expresión humana.
A pesar de llevar en su nombre el término gráfico, el diseño orientado hacia la comunicación puede estar inserido no necesariamente en una superficie impresa, puede estar en las interfaces audiovisuales, en una máquina de lavar ropas, orientando personas dentro de una ciudad o en el interior de un automóvil. El proceso de “facilitar” la comunicación o mismo de crear códigos que sinteticen una gran gama de informaciones, tiene el mismo origen que la propia historia. Lo que registramos como marcadores en la línea de tiempo son determinados objetos y registros de lenguaje, o sea, “la manera de hacer” asociada a los recursos tecnológicos disponibles. La técnica siempre influenció las formas de registro y expresión, y ha acompañado todas las transformaciones de la información en códigos visuales.
Si el diseño de productos, por su parte, se insiere en el campo de las técnicas y de los materiales a fin de libertarnos de nuestras limitaciones físicas, el diseño gráfico convierte en lenguaje simbólica la cultura y la historia.

Imaginario, repertorio e identidad:
Las civilizaciones occidentales pasaron a registrar su historia e identidad por medio de códigos gráficos. Pertenecer a una lengua y, a su vez, dominar una escritura, es uno de los lazos básicos sociales, y de los más profundos. Cada individuo accede a su “banco” de memorias, imaginación y sentimientos para atribuir valor y significado a las cosas. Cada vez más, los objetos y las imágenes se tornan una extensión de los individuos.
Los primordios de esa construcción del imaginario se encuentran en las más variadas formas y adornos. Desde objetos a herramientas, la arquitectura, cuyas representaciones se basan en el mundo físico circundante; entonces todo ámbito fisio-tecno-bio-eco-antropológico acaba relacionándose e influenciando la construcción de ese repertorio semántico-visual y todo es traducido al lenguaje o expresión gráfica.
Al pasar el tiempo la memoria histórica y la memoria imagética se mezclan y son registradas en superficies bidimensionales por medio de códigos, caracteres fonéticos, pictogramas, etc. Nosotros tenemos aquí al hombre-fabricante, aquel que crea asociaciones, amplía y potencializa las capacidades humanas, y al hombre-social, que entiende las relaciones de la vida colectiva y las transporta para los diferentes idiomas y, por consiguiente, para los registros visuales de su escritura.
Ese registro es siempre fruto de los referentes en determinado momento, y es siempre un sistema.
Un ejemplo banal: Nuestra visión sobre el mundo y nuestra condición física varían de acuerdo a la postura que adoptamos al sentarnos, es un dato cultural. (sillas)

El universo simbólico
Al crear un símbolo, una marca o una página de un libro, estamos representando una narrativa que engloba espacialidad, temporalidad y aspectos cognitivos del mensaje. No podemos pensar el diseño como un lenguaje aparte, desvinculado de aquello que motivó su aparición y, principalmente, de la forma como ocurrió. El texto está vinculado con la producción material, el discurso, con el contenido, y el contexto sólo puede ser analizado tomando en cuenta la historia y los papeles sociales.
Es necesario entender en que punto de la trama cultural ese diseño se insiere. En ese sentido, el diseño se inscribe en la esfera de la cultura, aunque estableciendo una intextualidad, la bio-eco-antro-tecno-fisioesfera. O sea, una visión ampliada del concepto de semiosfera formulado por Iuri Lótman (1922-1993) “en 1984 para designar el hábitat y la vida de los signos en el universo cultural.”
De acuerdo a la visión más contemporánea que elimina las diferencias entre transmisión y transformación de los sistemas culturales, el nuevo concepto potencia los sistemas de signos y abre espacio para discutir sus interrelaciones presentando una trama de significados o una semiosis que no se limita al campo de las ideas, ¬el ambiente es también responsable por nuestra percepción.
Tal vez nuestro error haya sido siempre categorizar al diseño por sus aspectos formales, limitando su papel al campo de la estética o haciendo un análisis limitado a su soporte. Sus relaciones ocurren dentro del flujo de la cultura y del conocimiento, que se basa en entender al mundo y atribuirle significados con la contribución de los recursos tecnológicos, que nunca tendrán fin frente a la velocidad y a la instantaneidad de los medios de comunicación. Cabe al diseñador el papel de continuar puntuando y atribuyendo significados al mundo como registro de la cultura y de la evolución humana. Pensar el diseño gráfico solamente como una superficie de terminación, copiando soluciones que están de moda y por toda la internet, es negar sus orígenes y su cultura. El papel del diseñador es revelar y mediar el entrelazado y las tangencias de grupos sociales, a cada momento de la historia. Cada vez más, se solicita al diseñador una acción proyectual que relacione las varias capas de la semiosfera sofisticando su campo de acción y distanciándolo de un quehacer puramente estético.
Sólo existe diseño cuando visualizamos el sistema. Esa tal vez sea la diferencia entre el lego y el profesional. El lego sólo ve el objeto, el diseñador visualiza sus relaciones y realiza la mediación con la cultura.

Diseño y memoria
Como ya fue afirmado anteriormente, el diseño gráfico tiene como principal papel generar códigos culturales y los símbolos que hacen parte del registro histórico a lo largo del tiempo. Traducir conceptos en símbolos visuales ha sido la tónica del diseño gráfico a lo largo del tiempo.
Tan sólo la diagramación de un libro o documento no basta para cumplir este papel.
Es necesario que el diseñador entienda la articulación entre los hechos y comprenda el impacto causado en el imaginario de las personas.
Creo que, al determinar jerarquías de lectura y ordenar informaciones, o cuando seleccionamos imágenes, estamos trabajando con el repertorio simbólico de una época. Recordamos las cosas que nos emocionaron y nos marcaron de alguna manera. Para trabajar con ese universo es necesario tener la libertad de conocer otros repertorios y tropezar con otras historias, de otras personas, sus emociones y afectos.
Y el repertorio visual y cultural está permeado por varias manifestaciones populares, inscripciones en las calles, registros informales, fiestas religiosas y paganas, y una suma de objetos cotidianos y costumbres que nos hacen vernos como parte integrante de una comunidad, de un lugar y de un momento en el tiempo. No entiendan que estoy sugiriendo usar elementos del folklore. Usar esos elementos del folklore sin un sistema o una estrategia de comunicación transformará esos elementos en mera decoración banal sin sentido y caricaturesca. Me refiero aquí a entender la cultura que modeló su alma.

La transformación de mensajes complejos en imágenes sintéticas es el gran paño de fondo para toda esta discusión y, por qué no, para el propio diseño gráfico, o mejor, el diseño de comunicación. No se trata de forma o estilo, pero sí, de la concisión y relevancia del mensaje. Cabe aquí destacar que una buena solución de diseño para la comunicación es aquella que resulta en algo pertinente para aquel momento histórico y para los grupos involucrados sin perder de vista los posibles usuarios de aquel producto o mensaje.
Podemos entonces extender la discusión a ese proceso específico: la codificación del mundo o de la cultura en elementos simbólicos.
La cultura es una expresión de la memoria, siendo esta una herencia de nuestros antepasados eco-biológicos, geográficos y sociales, además de la consciencia y el designio como resultado de la exposición física a los objetos y tecnologías presentes en la vida cotidiana. La historia está permeada por símbolos. Todos son vitales para el reconocimiento de grupos y hechos, y son las claves de acceso a los universos más variados.

Valorizar su cultura y sus orígenes lo torna interesante para todo el mundo.






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